Translate

El sueño de Marcelo



Esta es la historia de Marcelo, un pequeño gusanito que se pasa la vida soñando; una tarde que estaba jugando con su amigo Verderón le dijo:

-     Sabes que… mañana iré a buscar mi sueño.
-     ¿ y qué sueño es ese?, - preguntó Verderón
-     Voy a buscar una gran manzana roja para vivir en ella y tener siempre comida.
-     ¿Para que necesitas una manzana si ya vives en un hermoso pimiento? - preguntó su amigo.
-     Porque siempre he soñado con tener una manzana para mí solo.
-     Como quieras - contestó Verderón - pero no te va a resultar fácil encontrarla por aquí, en este huerto solo hay hortalizas.
-     Eso no es un problema, iré a ver al viejo gusano, él ha hecho muchos viajes y seguro que me puede decir dónde encontrar manzanas.
-     Espero que tengas suerte - se despidió Verderón - adiós.

Tal y como había dicho, Marcelo se fue a ver al viejo gusano al que encontró,  como esperaba, en su jugoso repollo.

-     ¡Señor gusano!, ¡Señor gusano! - voceó Marcelo - ¿podría salir un momento por favor?, tengo que preguntarle una cosa.
-     ¿Qué quieres pequeño? - preguntó el anciano.
-     Me gustaría saber dónde puedo encontrar manzanas rojas y grandes.

-     No las encontrarás por aquí, deberás marchar hasta llegar al otro lado del río, allí hay muchos árboles frutales.
-     Muchas gracias señor, adiós
-     Adiós, que tengas suerte, y ten mucho cuidado.

Marcelo se marchó muy contento en busca de su ansiada manzana, tan solo tenía que esperar un poco de tiempo, hasta cruzar el río, y su sueño se vería realizado.

-     Pronto llegaré al río, lo cruzaré y conseguiré instalarme en mi nueva casa - pensaba para sí.

Al cabo de dos días de marcha, el pequeño gusano llegó a la orilla del río, efectivamente, al otro lado, se divisaba un gran campo de manzanos.

-     ¡Por fin he llegado!, ahora solo tengo que buscar la manzana mas grande, pero... ¿cómo voy a cruzar el río si no se nadar? - se preguntó preocupado - no hay problema, buscaré un puente.
Pero por mas que buscó y buscó, Marcelo no encontró ningún puente para cruzar al otro lado.

-     ¡Qué mala suerte, no podré cruzar!, ¿qué puedo hacer...?, ¡ya sé...!, buscaré la ramita de un árbol y cruzaré flotando sobre ella.

Ni corto ni perezoso, Marcelo comenzó a flotar sobre una ramita de laurel que encontró, pero, como la ramita era tan pequeña, comenzó a balancearse.

-     ¡Esto no funciona, me estoy hundiendo! - gritaba Marcelo - ¡Socorro, que alguien me ayude!

Al ver que nadie acudía a sus gritos de socorro, empezó a asustarse de verdad, y por fin, cuando pensaba que todo estaba perdido, dio un salto y  consiguió meterse dentro de algo que flotaba sobre el agua.

-     ¡Menos mal, casi me ahogó!

Ya a salvo y cuando consiguió quitarse el agua de los ojos, Marcelo descubrió que estaba flotando sobre una gran manzana roja que debía haber caído de algún árbol.

-     ¡Viva, viva! – celebraba alegremente Marcelo - además de salvarme la vida, he encontrado por fin la manzana que buscaba.

Ahora el gusanito era muy feliz, por fin había encontrado una casa nueva, la manzana roja con la que tanto había soñado, y entre la emoción y el cansancio, nuestro amigo se quedó profundamente dormido.


Su viaje por el río continuaba tranquilo, ya no le preocupaba nada, había alcanzado su sueño, pero cuando despertó, sintió que la manzana se movía mucho más que al principio.

-     ¿Qué pasa..? mi casa se está moviendo, saldré a ver.

Y al asomar la cabeza, comprobó aterrorizado como un niño estaba sacando la manzana del agua.

-     Es una manzana preciosa - decía el niño - se la regalaré a mi mamá.

El niño metió la manzana en su bolsillo y se marchó a casa.
Marcelo estaba muy asustado, no sabía que podría pasar ahora, siempre había oído contar historias que decían que los humanos son muy malos y que si encuentras alguno, debes intentar escapar.

-     Tengo que salir de aquí y regresar a mi pimiento con mis amigos antes de que este niño me vea - decidió Marcelo.

Pero ya era demasiado tarde para escapar, porque cuando se quiso dar cuenta, escuchó la voz de otro humano.
-     Hola hijito, ¿dónde has estado?
-     He ido al campo mamá, y en el río he encontrado esta manzana, la he cogido para ti.
-     Muchas gracias cariño, eres un cielo.

Marcelo no sabía que hacer, ya no podía escapar porque le verían salir, decidió entonces esperar a la oscuridad de la noche para intentar marcharse.
Pero no era su día de suerte, porque antes de que anocheciera, la mamá decidió comerse la manzana, con tan mala fortuna, que, cuando dio el primer mordisco, la carita de Marcelo triste y asustada quedó al descubierto.

    -  ¡Un gusano! - gritaba la mamá horrorizada mientras cogía un paño de cocina con intención de despachurrar al pobre animalillo.
    -     ¡No mamá! - intervino por fortuna el niño.
    -     ¿Por qué no puedo aplastar a un simple gusano hijo?
  - ¡Pobrecillo mamá, es tan pequeño y tan bonito!, podría quedármelo como mascota?
   -  Está bien - asintió la madre - pero además de que no quiero verlo cerca de mí, debes prometerme que lo cuidarás como es debido.
-     No te preocupes mamá, le cuidaré bien, muchas gracias por dejar que me lo quede.

El pobre Marcelo se había desmayado del susto y el niño creyó que estaba muerto.

-     ¡Gusanito despierta! - decía el niño entre lágrimas - nadie te hará daño.

Por fin el pequeño gusano despertó y se encontró tumbado sobre una enorme hoja de lechuga, ante los ojos de aquel niño que le había salvado la vida y que le miraba con cariño.
Marcelo se tranquilizó al ver que estaba en una nueva casa, no la que había soñado y perdido, pero resultaba confortable y acogedora.

Los días iban pasando y el gusanito se encontraba tan a gusto que ya no pensaba siquiera en escapar, aunque de vez en cuando, volvía a soñar con su gran manzana roja…

Un día, en primavera, Marcelo escuchó decir al niño que iban a salir al campo de excursión, y pidió permiso a su madre para llevarse a su mascota y Marcelo pasó la noche soñando con su regreso al campo, lo echaba de menos…

A la mañana siguiente se fueron todos de excursión, Marcelo en su cajita, a una hermosa pradera de flores, no las veía, pero podía olerlas. 

-     ¡Por fin estoy en el campo!, espero poder salir de esta caja para dar un largo paseo.

Pero el niño, por miedo a que escapara o que fuera pisado por alguien, no dejo salir al gusanito.
El día iba pasando y Marcelo no podía salir, incluso sintió deseos de escapar, aunque le daba mucha pena no volver a ver al niño que tan bien se había portado con él.
Finalmente intentó escapar de todas las maneas posibles; primero dio golpes en la caja para volcarla, fue inútil, después decidió escalar por un rincón, pero tampoco consiguió nada.

-     ¡Nunca podré volver a casa - se lamentaba Marcelo - ¡me gustaría tanto volver con mis amigos!

Por suerte para nuestro soñador, su amigo Verderón andaba por allí y escuchó a Marcelo lamentarse.

-     Marcelo, soy Verderón ¿qué haces en esa caja....?
-     ¡Verderón, que sorpresa...! no esperaba encontrarte por aquí, 
  ayúdame a escapar por favor, te contaré mas tarde todo lo que
  me ha pasado.
-    Tranquilo, intentaré buscar un palo y volcar la caja - dijo Verderón - espera un poco.

Verderón se marchó en busca de algo que le ayudara a liberar a su amigo, tardó un ratito, pero por fin volvió con un palo.

-     ¡Marcelo ya estoy aquí!, sujétate donde puedas que te voy a volcar.

Verderón metió el palo por debajo de la caja, y con mucho esfuerzo, consiguió hacer palanca y liberar por fin a su amigo.

Nadie se dio cuenta de que la caja estaba tumbada y que el gusanito salía de ella a toda prisa acompañado por su amigo.


-     ¡Muchas gracias Verderón!
-     De nada Marcelo, pero ya te avisé que no debías marcharte.
-    Tienes razón, me empeñé en buscar mi sueño, y solo he conseguido encontrarme problemas, nunca debí abandonar mi pimiento porque aunque hubiera encontrado mi manzana, no habría sido tan feliz como en mi casa y con mis amigos.

  
FIN


© Beatriz López Puertas (Los cuentos de Ponteté) 
Tus comentarios y sugerencias ayudan a mantener este sitio... gracias !!! pontete@gmail.com

No hay comentarios: